sábado, 18 de febrero de 2012

Los 7 problemas del milenio

1. P versus NP
 
El primer problema trata sobre si para todos los problemas que un ordenador puede verificar (NP) rápidamente, también puede encontrar la solución (P) rápidamente. Cuando decimos rápidamente, en este caso estamos hablando de tiempo polinómico (asumible dentro de una función polinómica). A pesar de lo abstracto del planteamiento, si se consiguiera demostrar que P fuera = NP, esto querría decir que los ordenadores tendrían los recursos suficientes - la capacidad- de resolver cualquier problema que se planteara. El problema matemático no se refiere a construir el ordenador que fuera capaz de hacerlo, si no a demostrar si dicho ordenador sería posible. Irónicamente, si se demostrara que P=NP, significaría por supuesto que el resto de problemas del milenio podrían resolverse.

2. La conjetura de Hodge

Al bueno de Hodge se le ocurrió preguntarse si era cierto que para variedades algebraicas proyectivas (grupos de soluciones espaciales), los ciclos son combinaciones lineales racionales de ciclos algebraicos. Demostrar que esto es cierto facilitaría enormemente los cálculos en topología algebraica, pero no tendría un fin práctico en si mismo. 

3. Teorema de Poincaré



Henri Poincaré dejó abierta la pregunta de si cualquier porción de una esfera podría convertirse a su vez en una esfera. De nuevo, se trata de un problema de topología, aunque este es el único de los 7 problemas que ha sido resuelto hasta la fecha. El matemático que lo ha demostrado es el ruso Grigori Perelman,  que renunció tanto al premio en efectivo como a la Medalla Fields.

4. La hipótesis de Riemann

Esta hipótesis está considerada el problema más importante de matemática pura. Supone que en la función de una variable compleja de la suma de series infinitas (la función Z), la distribución de sus ceros tomarían el valor 1/2. La demostración de esta hipótesis serviría para conocer la distribución de los números primos, el crecimiento de funciones aritméticas y muchas otras aplicaciones en matemáticas, probabilidad y física.

5. Existencia de Yang-Mills y del intervalo de masa

El Modelo Estándar de la física de partículas se apoya en la teoría del campo cuántico, sin embargo, aún debe demostrarse que esta teoría satisface al mismo tiempo la mecánica cuántica y la teoría de la relatividad especial, es decir, que obedezca las leyes de la física que conocemos. Yang-Mills es el nombre que se le da a esta teoría y lo del intervalo (gap) de masa se debe a que se debe demostrar que los gluones tienen masa distinta de cero (ya que se consideraba que tenían carga de color pero no masa).

6. Las ecuaciones de Navier-Stokes

Estas ecuaciones ser refieren a los movimientos de un fluido. Aunque se conoce bastante sobre las propiedades físicas de los fluidos, no existe una solución general a estas ecuaciones, que nos permitirían conocer el funcionamiento de las mareas, la atmósfera, etcétera.

7. La conjetura de Birch y Swinnerton-Dyer

La conjetura se plantea si las ecuaciones que definen curvas elípticas tienen un número finito o infinito de soluciones racionales. Si pudiera encontrarse una solución general a estas ecuaciones, se ahorrarían millones de horas en cálculos computacionales. Aunque parezca mentira, la resolución de estos problemas tendría un efecto multiplicador en todas las ramas de la ciencia que utilizan las matemáticas como herramienta, llegando a su vez a nuevas soluciones, o facilitando enormemente la resolución de problemas de cálculo. Veríamos importantes avances en campo tan dispares como la astrofísica (confirmando o desechando teorías sobre el orígen y estructura del universo) o la bioquímica (cálculo de nuevas combinaciones de proteínas de manera asumible, que podrían ayudar a encontrar una cura para el cáncer).

martes, 14 de febrero de 2012

Números taxicab



Desde el encuentro en la clínica entre Ramanujan y Hardy, a los números que tienen la propiedad de ser los mas pequeños que se pueden expresar como suma de n cubos de dos maneras diferentes se les llama taxicab y se definen así: «El número taxicab n-ésimo es el numero natural mas pequeño que se puede expresar de n formas distintas como la suma de dos cubos positivos.» Actualmente los números taxicab conocidos son:

\operatorname{Ta}(1) = 2 = 1^3 + 1^3
\begin{matrix}\operatorname{Ta}(2)&=&1729&=&1^3 + 12^3 \\&&&=&9^3 + 10^3\end{matrix}
\begin{matrix}\operatorname{Ta}(3)&=&87539319&=&167^3 + 436^3 \\&&&=&228^3 + 423^3 \\&&&=&255^3 + 414^3\end{matrix}
\begin{matrix}\operatorname{Ta}(4)&=&6963472309248&=&2421^3 + 19083^3 \\&&&=&5436^3 + 18948^3 \\&&&=&10200^3 + 18072^3 \\&&&=&13322^3 + 16630^3\end{matrix}
\begin{matrix}\operatorname{Ta}(5)&=&48988659276962496&=&38787^3 + 365757^3 \\&&&=&107839^3 + 362753^3 \\&&&=&205292^3 + 342952^3 \\&&&=&221424^3 + 336588^3 \\&&&=&231518^3 + 331954^3\end{matrix}
\begin{matrix}\operatorname{Ta}(6)&=&24153319581254312065344&=&582162^3 + 28906206^3 \\&&&=&3064173^3 + 28894803^3 \\&&&=&8519281^3 + 28657487^3 \\&&&=&16218068^3 + 27093208^3 \\&&&=&17492496^3 + 26590452^3 \\&&&=&18289922^3 + 26224366^3\end{matrix} 
 
Fuente: Los números primos, un largo camino al infinito. Enrique Gracián. 

domingo, 12 de febrero de 2012

El hotel de Hilbert



Los conjuntos infinitos tienen siempre un costado atractivo: atentan contra la intuición. Supongamos que hubiera un número infinito de personas en el mundo. Y supongamos también que hay un hotel, en una ciudad, que contiene infinitas habitaciones. Estas habitaciones están numeradas, y a cada una le corresponde un número natural. Así entonces, la primera lleva el número 1, la segunda el 2, la tercera el 3, etcétera. Es decir: en la puerta de cada habitación hay una placa con un número, que sirve de identificación.

Ahora, supongamos que todas las habitaciones están ocupadas y sólo por una persona. En un momento determinado, llega al hotel un señor con cara de muy cansado. Es tarde en la noche y todo lo que este hombre espera es terminar rápido con el papelerío para irse a descansar. Cuando el empleado de la recepción le dice: “lamentablemente no tenemos ninguna habitación disponible ya que todas las habitaciones están ocupadas”, el recién llegado no lo puede creer. Y le pregunta:
—Pero cómo... ¿No tienen ustedes infinitas habitaciones?
—Sí —responde el empleado del hotel.
—Entonces, ¿cómo me dice que no le quedan habitaciones
disponibles?
—Y sí, señor. Están todas ocupadas.
—Vea. Lo que me está contestando no tiene sentido. Si usted no tiene la solución al problema, lo ayudo yo.
Y aquí conviene que ustedes piensen la respuesta. ¿Puede ser correcta la respuesta del conserje “no hay más lugar”, si el hotel tiene infinitas habitaciones? ¿Se les ocurre alguna solución?
Aquí va:
—Vea —continuó el pasajero—. Llame al señor de la habitación que tiene el número 1 y dígale que pase a la que tiene el 2.
A la persona que está en la habitación 2, que vaya a la del 3. A la del 3, que pase a la del 4. Y así siguiendo. De esta forma, toda persona seguirá teniendo una habitación, que “no compartirá” con nadie (tal como era antes), pero con la diferencia de que ahora quedará una habitación libre: la número 1. El conserje lo miró incrédulo, pero comprendió lo que le decía el pasajero. Y el problema se solucionó.
Ahora bien, algunos problemas más:
a) Si en lugar de llegar un pasajero, llegan dos, ¿qué sucede? ¿Tiene solución el problema?
b) ¿Y si en lugar de dos, llegan cien?
c) ¿Cómo se puede resolver el problema si llegan n pasajeros inesperadamente durante la noche (donde n es un número cualquiera). ¿Siempre tiene solución el problema independientemente del número de personas que aparezcan buscando una pieza para dormir?
d) ¿Y si llegaran infinitas personas? ¿Qué pasaría en ese
caso?

Fuente: Matemática... ¿Estás ahí?, Adrián Paenza.

viernes, 10 de febrero de 2012

Jaula de Faraday



El efecto jaula de Faraday provoca que el campo electromagnético en el interior de un conductor en equilibrio sea nulo, anulando el efecto de los campos externos. Esto se debe a que, cuando el conductor está sujeto a un campo electromagnético externo, se polariza, de manera que queda cargado positivamente en la dirección en que va el campo electromagnético, y cargado negativamente en el sentido contrario. Puesto que el conductor se ha polarizado, este genera un campo eléctrico igual en magnitud pero opuesto en sentido al campo electromagnético, luego la suma de ambos campos dentro del conductor será igual a 0 (se pone de manifiesto en numerosas situaciones cotidianas, por ejemplo, el mal funcionamiento de los teléfonos móviles en el interior de ascensores o edificios con estructura de rejilla de acero; en el tren, o los aviones, pasa lo mismo, simplemente la electricidad se va por alrededor de la cubierta metálica y después sigue su camino hacia la tierra).
El funcionamiento de la jaula de Faraday se basa en las propiedades de un conductor en equilibrio electrostático. Cuando la caja metálica se coloca en presencia de un campo eléctrico externo, las cargas positivas se quedan en las posiciones de la red; los electrones, sin embargo, que en un metal son libres, se mueven en sentido contrario al campo eléctrico y, aunque la carga total del conductor es cero, uno de los lados de la caja (en el que se acumulan los electrones) se queda con un exceso de carga negativa, mientras que el otro lado se queda sin electrones (carga positiva).
Mediante éste método aportamos soluciones como evitar el ruido molesto de las interferencias entre el teléfono móvil y su altavoz, dejar sin señal móviles, módems, etcétera, o evitar interferencias entre altavoces y una frecuencia de radio.
La física detrás de una jaula de Faraday está en las propiedades de las ondas electromagnéticas cuando se propagan en un medio conductor, como es el aluminio. En un material conductor, lo átomos que lo forman se enlazan de forma que comparten sus electrones de los orbitales más externos, y son libres de moverse por todo el material. Sin embargo, esta alta densidad de electrones libres hace que cuando una onda electromagnética intenta desplazarse por un medio así, se atenúe. Este es un matiz importante: la onda se atenúa, pero no desaparece.

martes, 7 de febrero de 2012

El problema de Basilea

Jacob Bernoulli (1654-1705), junto con su hermano Johann (1667-1748), se dedicaron al estudio de las series armónicas, especialmente entre los años 1689 y 1704. Fueron ellos lo que demostraron su divergencia. Animados por estos resultados estudiaron la serie formada por los inversos de los cuadrados:


Jacob demostró que la serie convergía e incluso llegó a probar que la suma debía ser menor o igual que 2, pero no consiguió de ningún modo encontrar el valor exacto de dicha suma. Su empeño fue tal que llegó a expresar que «grande será la gratitud si alguien encuentra y nos comunica lo que hasta ahora ha escapado a nuestros esfuerzos». La cuestión fue conocida como «problema de Basilea», ya que ésta era la ciudad suiza en cuya universidad Johann tenía una cátedra de matemáticas y desde la cual se lanzó la famosa propuesta.
Ante este reto fracasaron matemáticos de la categoría de Mengoli y Leibniz, por no hablar de los denotados esfuerzos conjuntos que llevaron acabo los hermanos Bernoulli. La solución, que llegó treinta años después, la obtuvo Euler, el «mago». El resultado fue realmente espectacular:



Euler escribió al respecto:
«...Sin embargo, he descubierto ahora y contra todo pronóstico una expresión elegante para la suma de la serie 1+1/4+1/9+1/16+..., que depende de la cuadratura del círculo... He encontrado que seis veces la suma de esta serie es igual al cuadrado de la longitud de la circunferencia cuyo diámetro es la unidad.»
Por desgracia, Jacob ya había muerto cuando Euler publicó este resultado. «¡Si viviera mi hermano!», se lamentó Johann.
El calificativo de «mago» atribuido a Euler responde al auténtico juego de magia matemática que supone la demostración. En realidad, no es nada complicada, pero requiere de ciertos conocimientos de matemáticas superiores, además de la audacia de Euler al tratar la serie en cuestión como si fuera una función polinómica, para luego relacionarla con el desarrollo en serie de la función seno; de ahí la aparición del número π, que es uno de los ceros de dicha función.

Fuente: Los números primos, un largo camino al infinito. Enrique Gracián.

domingo, 5 de febrero de 2012

La paradoja del ahorcamiento inesperado



Se sentenciaba al hombre en sábado. "El ahorcamiento tendrá lugar a mediodía", dijo el juez al prisionero, "uno de los siete días de la semana próxima. Pero no sabrás qué día será hasta que no se te informe de ello la mañana del día del ahorcamiento".
El juez era conocido por ser una persona que siempre cumplía su palabra. El prisionero, acompañado por su abogado, volvió a la celda. Tan pronto como los dos hombres se quedaron solos, el abogado se puso a sonreír. "¿Te das cuenta?", exclamó. "No es posible llevar a efecto la sentencia del juez".
- No lo entiendo- dijo el prisionero.
- Deja que te explique. Obviamente, no pueden ahorcarte el próximo sábado. El sábado es el último día de la semana. La tarde del viernes estarías aún con vida y sabrías con absoluta certeza que el ahorcamiento tendría lugar el sábado. Sabrías esto antes de que se te comunicase el sábado por la mañana. Esto violaría la sentencia del juez.
- Cierto- dijo el prisionero.
- Por tanto el sábado está totalmente descartado -prosiguió el abogado-. Esto hace que el viernes sea el último día que pueden ahorcarte. Pero no pueden ahorcarte el viernes por que el jueves por la tarde quedarían sólo dos días: viernes y sábado. Puesto que el sábado no podría ser, el ahorcamiento tendría que ser el viernes. Saber esto volvería a violar la sentencia del juez. Así el viernes queda eliminado. Esto nos deja el jueves como último día posible. Pero el jueves está descartado, porque si estás vivo el miércoles por la tarde sabrás que el jueves será el día.
- Entiendo- dijo el prisionero, que empezaba a sentirse mucho mejor. Exactamente del mismo modo puedo descartar el miércoles, el martes y el lunes. Eso deja mañana solamente. ¡Pero no pueden ahorcarme mañana porque lo sé hoy!
En pocas palabras, la sentencia del juez parece autorrefutarse. No hay nada lógicamente contradictorio en las dos afirmaciones que forman la sentencia; sin embargo, no puede llevarse a cabo en la práctica.
Entonces el jueves por la mañana, para gran sorpresa suya, llega el verdugo. Está claro que no le esperaba. Lo que es más sorprendente: la sentencia del juez parece ser ahora perfectamente correcta. La condena puede llevarse a cabo tal y como se había dictado.